Yo, que soy 100% de asfalto, que por más que intento correr por caminos no me encuentro a gusto, que la mayor distancia que he corrido ha sido una media maratón y preparándome bien para ello...Pues sí, casualidades de la vida (aunque algunos gritaban tongo...) en la II Quedada de los DrinkingRunners me volví a llevar un premio a casa, esta vez un dorsal para el II Trail del Serrucho.
Me fui tan contenta pero en cuanto investigue un poco comencé a ponerme nerviosa. Iba a empezar el año corriendo un Trail de 23 kilómetros, cuando mi mayor reto para el 2014 era hacer la Media de Madrid en menos de 2 horas. Menudo marrón me había caído encima!!!
Quedaba un mes para el 19 de Enero y tenía que ponerme las pilas con los entrenamientos pero entre cambios en el trabajo, y las Navidades (ojo, que no es excusa) entrené más bien poco por lo que empece a plantearme una alternativa a los 23 km ya que hacer la carrera entera me parecía imposible. En el km 6 había un avituallamiento que coincidía con el del 16, por lo que a las malas ahí podría retirarme y darme la vuelta.
Lo que tenía clarísimo es que iba a ir aunque sólo fuese porque el Serrucho tenía fama de auténtico #run4fun y #run4eat. Ademas ya me había comprometido a hacerlo con los DrinkingRunners y con Berta y una es cumplidora y valiente!
Como ya había decidido que no iba a hacer los 23 km, y más con el tiempo de perros que hacia el fin de semana, me relaje totalmente. El día antes cero nervios, me acosté tarde, comí y cene lo que me dió la gana y como la carrera era a las 11 h en Alalpardo y no había que madrugar demasiado no prepare nada por noche (siempre dejo todo preparado la noche antes para que no se me olvide nada con los nervios al día siguiente).
Me levanté con la hora tan pegada que ya de camino me di cuenta de que me había dejado el IPod, pero bueno, llovía a mares por lo que ya hasta dudaba de que fuese a haber carrera. Llegue al Polideportivo y ya estaban ahí los DrinkingRunners con el dorsal y el chip puesto y recogiendo los kilos de alimentos. En ese momento llegaba también Berta, que después de saludarnos fue directa a dejar las cosas en el guardarropa. Parecía que la cosa iba en serio y la gente pensaba correr por el campo en esas condiciones....estaban locos, pero yo tambien pensaba unirme a esa locura!!! Me plante mi dorsal y mi chip, y me deje llevar por la mezcla de euforia y de nervios previa a una carrera.
A las 11 h salimos todos en tropel de la embarrada plaza de toros de Alalpardo, tan contentos, directos a lo que parecía un campo de entrenamiento de los marines más que un circuito de Trail.
El camino era un barrizal resbaladizo, charcos, piedras, imposible correr en condiciones, pero si el resto podía yo no iba a dejar de intentarlo!!!
Los demás fueron cogiendo su ritmo y se adelantaron pero Berta se quedo conmigo y seguimos juntas. No teníamos prisa y las condiciones tampoco nos permitían ir mucho más rápido. Yo creo que en el fondo se sentía culpable del lío en el que me había metido, ya que fue su hija la que sacó mi número en el sorteo en el que me toco el dorsal. Otro motivo más para no creer en las casualidades, todo en la vida pasa por algo!
Me quede un poco rezagada en un par de cuestas pero al llegar al kilómetro 6,5 me encontré con el primer avituallamiento y un auténtico comité de bienvenida, con Berta y algunos de los DrinkingRunners.
Me vine arriba tanto que ni me acorde de que era ahí donde me quería retirar, seguí adelante y ya no había marcha atrás...iba a correr los 23 kilómetros!
Después de ese avituallamiento, con más charcos y barro, con más cuestas y con alguna caída y dolor en los tobillos Berta y yo llegamos al kilómetro 10,5, donde nos esperaba chocolate caliente, cerveza, bebida isotonica y como no, buen jamón, lomo, churros y frutos secos para coger fuerzas. Esta gente de Alalpardo es la caña!!! Eso es un avituallamiento y lo demás son tonterías!!!
Nos costo bastante movernos de ahí pero reanudamos la marcha y así, tirando una de la otra, pasando bastante frío en algunos momentos y ya con dolor lumbar y cansancio en las piernas, llegamos al primer avituallamiento otra vez, estábamos en el kilómetro 16,5, ya estaba hecho!!!
Bebimos un poco de agua y sin pensarlo mucho más seguimos adelante a por los últimos 6,5 kilómetros que nos separaban de la meta, de la ropa seca, del calorcito del polideportivo, de la paella recién hecha...el esfuerzo merecía la pena!!!
En esos últimos kilómetros se nos unió otra corredora de la que no supimos en nombre hasta el final, pero es que cuando corres eso es lo de menos, lo importante es sentir que la otra o otras personas están ahí, que si te faltan las fuerzas te van a prestar las suyas para que continúes, que si te vas a caer te van a ayudar a levantarte...que grande es este deporte!
Entre charla y resbalones llegamos al asfalto de Alalpardo las tres juntas, dispuestas a recorrer los últimos metros que nos separaban de la meta con la sonrisa puesta.
Lo que tenía clarísimo es que iba a ir aunque sólo fuese porque el Serrucho tenía fama de auténtico #run4fun y #run4eat. Ademas ya me había comprometido a hacerlo con los DrinkingRunners y con Berta y una es cumplidora y valiente!
Como ya había decidido que no iba a hacer los 23 km, y más con el tiempo de perros que hacia el fin de semana, me relaje totalmente. El día antes cero nervios, me acosté tarde, comí y cene lo que me dió la gana y como la carrera era a las 11 h en Alalpardo y no había que madrugar demasiado no prepare nada por noche (siempre dejo todo preparado la noche antes para que no se me olvide nada con los nervios al día siguiente).
Me levanté con la hora tan pegada que ya de camino me di cuenta de que me había dejado el IPod, pero bueno, llovía a mares por lo que ya hasta dudaba de que fuese a haber carrera. Llegue al Polideportivo y ya estaban ahí los DrinkingRunners con el dorsal y el chip puesto y recogiendo los kilos de alimentos. En ese momento llegaba también Berta, que después de saludarnos fue directa a dejar las cosas en el guardarropa. Parecía que la cosa iba en serio y la gente pensaba correr por el campo en esas condiciones....estaban locos, pero yo tambien pensaba unirme a esa locura!!! Me plante mi dorsal y mi chip, y me deje llevar por la mezcla de euforia y de nervios previa a una carrera.
El camino era un barrizal resbaladizo, charcos, piedras, imposible correr en condiciones, pero si el resto podía yo no iba a dejar de intentarlo!!!
Los demás fueron cogiendo su ritmo y se adelantaron pero Berta se quedo conmigo y seguimos juntas. No teníamos prisa y las condiciones tampoco nos permitían ir mucho más rápido. Yo creo que en el fondo se sentía culpable del lío en el que me había metido, ya que fue su hija la que sacó mi número en el sorteo en el que me toco el dorsal. Otro motivo más para no creer en las casualidades, todo en la vida pasa por algo!
Me quede un poco rezagada en un par de cuestas pero al llegar al kilómetro 6,5 me encontré con el primer avituallamiento y un auténtico comité de bienvenida, con Berta y algunos de los DrinkingRunners.
Me vine arriba tanto que ni me acorde de que era ahí donde me quería retirar, seguí adelante y ya no había marcha atrás...iba a correr los 23 kilómetros!
Después de ese avituallamiento, con más charcos y barro, con más cuestas y con alguna caída y dolor en los tobillos Berta y yo llegamos al kilómetro 10,5, donde nos esperaba chocolate caliente, cerveza, bebida isotonica y como no, buen jamón, lomo, churros y frutos secos para coger fuerzas. Esta gente de Alalpardo es la caña!!! Eso es un avituallamiento y lo demás son tonterías!!!
Nos costo bastante movernos de ahí pero reanudamos la marcha y así, tirando una de la otra, pasando bastante frío en algunos momentos y ya con dolor lumbar y cansancio en las piernas, llegamos al primer avituallamiento otra vez, estábamos en el kilómetro 16,5, ya estaba hecho!!!
Bebimos un poco de agua y sin pensarlo mucho más seguimos adelante a por los últimos 6,5 kilómetros que nos separaban de la meta, de la ropa seca, del calorcito del polideportivo, de la paella recién hecha...el esfuerzo merecía la pena!!!
En esos últimos kilómetros se nos unió otra corredora de la que no supimos en nombre hasta el final, pero es que cuando corres eso es lo de menos, lo importante es sentir que la otra o otras personas están ahí, que si te faltan las fuerzas te van a prestar las suyas para que continúes, que si te vas a caer te van a ayudar a levantarte...que grande es este deporte!
Entre charla y resbalones llegamos al asfalto de Alalpardo las tres juntas, dispuestas a recorrer los últimos metros que nos separaban de la meta con la sonrisa puesta.
Que emoción tan grande cuando ves que estas llegando, cuando la gente te aplaude y te dice unas palabras de ánimo, cuando vas a entrar a la meta y ves a un amigo recibiéndote con una ovación, cuando cruzas la línea y abrazas a las compañeras con las que lo has hecho, incluso te presentas a la que no conocías de nada.
Que satisfacción tan grande haberlo conseguido, un reto más, una nueva experiencia, una nueva amiga con la que se que compartiré muchos más kilómetros.
Ya en el polideportivo nos reunimos con los DrinkingRunners que ya habían llegado (unos cracks, van a volar en el Maratón de Sevilla), para comer la paellita a la que la organización de la carrera nos invito a todos los corredores. Fotos, risas, presentaciones de los familiares que se habían unido, y mucho #run4fun. Esta gente es muy grande, siempre me hacen sentir una más.
Casi una semana después de esta experiencia os puedo decir que fue algo único, que la organización de la carrera fue de 10, que repetiré seguro (prometo hacerme con unas zapas de Trail) y sobretodo que nunca más me pondré límites porque una vez más me he demostrado a mi misma que lo único imposible es aquello que no se intenta y que nunca son demasiados kilómetros si la compañía es buena.
Gracias Alalpardo Running Team, gracias DrinkingRunners y gracias Berta. Nos vemos quemando zapas!!!
